miércoles, 3 de mayo de 2017

Resuelven el misterio centenario de las Cataratas de Sangre

Resuelven el misterio centenario de las Cataratas de Sangre



Unos científicos han resuelto el misterio que envuelve a un llamativo flujo de agua rojiza en la Antártida descubierto por Griffith Taylor en 1911. La investigación se ha centrado en el tramo, de unos 100 metros, que va desde debajo del glaciar Taylor hasta la cascada.

Las Cataratas de Sangre son famosas por sus esporádicas liberaciones de agua salada rica en hierro. El agua salina se vuelve roja cuando el hierro entra en contacto con el aire.

El equipo de Erin Pettit, de la Universidad de Alaska en Fairbanks, y Jessica Badgeley, del Colorado College, ambas universidades en Estados Unidos, ha encontrado nuevas evidencias de que las Cataratas de Sangre están relacionadas con una gran fuente de agua salada que podría haber estado atrapada bajo el glaciar Taylor durante más de un millón de años.

Los investigadores utilizaron un tipo especial de radar para detectar el agua salina que alimenta las Cataratas de Sangre. Las sales en dicha agua hicieron posible este descubrimiento gracias a la amplificación del contraste con respecto al agua dulce helada del glaciar.

El equipo efectuó otro descubrimiento notable: que el agua líquida puede persistir durante mucho tiempo en el interior de un glaciar extremadamente frío. Los científicos pensaban con anterioridad que esto era casi imposible, pero, tal como argumenta Pettit, el proceso de congelación puede explicar cómo el agua es capaz de fluir en un glaciar frío. El agua libera calor a medida que se congela, aunque esto suene contradictorio, y este calor calienta al hielo más frío del entorno. El calor, así como la temperatura de congelación del agua salada, más baja que la del agua dulce, hacen posible el movimiento líquido. El glaciar Taylor parece ser en la actualidad el más frío conocido que posee un flujo persistente de agua.

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NICOLÁS BÓRQUEZ MONSALVE

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