domingo, 5 de junio de 2016

Mármol de Carrara

Carrara es una ciudad de la provincia de Massa e Carrara, en la región Toscana. Es el centro más importante de la industria italiana del mármol, con el famoso Mármol de Carrara, una piedra blanca muy prestigiosa que se extrae de las cercanas Alpes Apuanas.
Un poquito de historia
La extracción del mármol en esta zona de Italia tiene orígenes muy antiguos. Ya en la Edad de Cobre el mármol se utilizaba para hacer objetos de varios géneros, sobre todo en los equipos tumbales. Después, en la Edad Romana, esta actividad obtuvo gran desarrollo: gracias al cercano puerto de Luni, el mármol se exportaba en toda Italia y en los otros países del área mediterránea.
El mármol de Carrara se consideró desde el principio como material de lujo para los nobles, para construir columnas, estatuas, decoraciones y objetos varios en sus villas; era utilizado incluso en algunas obras públicas de los centros de las ciudades.
Después del siglo V d.C., durante las invasiones bárbaras, la actividad de extracción sufrió un periodo de paro y decadencia. La actividad y el comercio se reanimaron en el año 1000, con la difusión del cristianismo. En aquel periodo se construyeron innumerables edificios sagrados, y el mármol de Carrara fue uno de los elementos principales de las construcciones románicas y góticas. Eso se debe sobre todo a los “maestros comacinos”, que difundieron este precioso material, empezando por la región Toscana (en las ciudades de Florencia, Lucca y Pisa, entre las otras). Entre los varios maestros, se pueden recordar Giovanni y Nicola Pisano, con sus obras en Pisa.
También el gran escritor Dante Alighieri en su obra mundialmente famosa La Divina Comedia, celebró el esplendor del mármol de Carrara en el Canto XX del Infierno. En los siglos sucesivos, este mármol fue elegido como elemento principal por los escultores más famosos de Italia: por ejemplo, Michelangelo Buonarroti iba personalmente a las canteras para elegir los bloques de mármol con los cuales después creaba sus maravillosas obras- entre todas, la Piedad que ahora se puede apreciar en la Basílica de San Pedro en Roma.
En el periodo renacimiento, la particular conformación de este mármol (su superficie lisa, su color) se adaptaba muy bien a la búsqueda de perfección anatómica a la cual aspiraban los escultores. En el siglo XVII también el gran escultor Gian Lorenzo Bernini lo utilizó para sus obras, por ejemplo en la Capilla Cornaro en la Iglesia de Santa Maria de la Vittoria en Roma. Durante el siglo XX, el mármol de Carrara fue muy utilizado bajo el régimen fascista; Mussolini incluso lo envió en algunos bloques a Jerusalén, para una de las dos mezquitas de la Explanada de Jerusalén.
Las canteras y las excavaciones
Las canteras son lugares donde, desde siglos, tiene lugar la excavación y la elaboración del mármol. Las canteras pueden ser de dos tipos: cerradas o a cielo abierto. Se pueden ver desde muy lejos por  su majestuosidad: las del mármol de Carrara, gracias a su increíble blancura, casi chocan con las montañas y el resto del paisaje alrededor; por su conformación, los espacios amplios y los escalones, casi parecen unos anfiteatros.
Hoy en día son 3 los principales yacimientos que se disfrutan: Fantiscritti, Ravaccione y Colonnata. En la antigüedad, la extracción se hacía con cuñas de madera, que se insertaban en los huecos naturales de la piedra para forzarla y romperla. Sucesivamente se utilizó el sistema romano de la corte, con la cual se obtenían bloques  de las dimensiones elegidas gracias a canaladuras que se utilizaban para romper la piedra. Después se pasó al hilo helicoidal, hasta llegar a la técnica actual de la cortadora a hilo diamantado. Esta es una técnica muy veloz pero realmente delicada, pues cada mínimo error puede comprometer la calidad del mármol, produciendo bloques de valor inferior.
Cómo se transportaban los bloques de mármol
Antiguamente los bloques se arrastraban hasta las laderas de las montañas, para llegar al Puerto de Marina de Carrara, de donde salían para alcanzar los varios destinos. Desde el final del siglo XIX, se difundió el transporte del mármol en tren, gracias a la construcción de un trazado ferroviario hecho  a propósito. Esta ferrovía conectaba los principales centros de almacenamiento de los bloques de mármol con las serrerías en llanura, con el puerto de Marina de Carrara y con la red de los trenes nacionales.

Esta particular línea de trenes comerciales, conocida como “la mamífera”, funcionó hasta la desarrollo del sistema de carreteras, y el desarrollo de los medios de transporte sobre rueda, en la mitad del siglo XX. Hoy en día todo el mármol de Carrara se transporta con camiones hasta el puerto de Marina de Carrara o a otros destinos. La mayor parte de los bloques se envía al estado bruto al puerto, donde se organizan las expediciones. El resto del mármol en cambio se reduce en losas de diferentes espesores, y después lustrado para llegar a ser decoraciones, paneles, escaleras y muchas otras cosas. Para las actividades de corte y lustro, existen varias serrerías en la provincia de Massa e Carrara.
Edoardo Zerga C

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