CIUDAD DE MÉXICO
La mega falla ubicada
en la Costa del Pacífico mexicano es muy similar a la de Japón, la cual produjo
un terremoto de nueve grados y posteriormente un tsunami, advirtió la académica
María Teresa Ramírez Herrera.
De acuerdo con la investigadora del Instituto de Geografía
de la Universidad Nacional Autónoma de México, tras las consecuencias
del terremoto en Japón es importante monitorear estas fallas.
Explico que este terremoto ocurrido en Japón el 11 de marzo
de 2011 y que produjo el colapso de una central nuclear y posteriormente un
tsunami, provoco un cambio en el conocimiento sísmico, ya que su intensidad fue
mayor de la esperado.
Ello se debe a que el conocimiento que teníamos nos dice que
las zonas de subducción, como en la que ocurrió el sismo, no se desplazan
constantemente, ya que las placas tectónicas se hallan atoradas e inmóviles.
Sin embargo, “lo ocurrido hace cuatro años demostró que
puede presentarse un rompimiento de la falla en la parte superficial de manera
inesperada”.
“La experiencia de Japón nos obliga a considerar que no
existe una zona de subducción que podamos excluir de experimentar un
megasismo”.
“Esto lo subrayo porque en la zona de subducción mexicana se
ha afirmado que no puede ocurrir uno así, lo mismo se decía para Indonesia y
Japón, pero ocurrió”.
Explicó que se creía que las megafallas como las de Japón y
México no se mueven completamente al mismo tiempo porque hay unos segmentos que
están atorados y son los que acumulan energía; sin embargo, hay otros que sí se
mueven lentamente y liberan energía.
No obstante, en el caso de Tohoku, Japón, se movió toda la
falla, tanto la zona que estaba “atorada” como la que se movía lentamente, lo
que derivó finalmente en el movimiento sísmico de nueve grados de magnitud.
Ramírez Herrera puntualizó que en el caso de la Costa del
Pacífico mexicano, que abarca de Nayarit y Jalisco, hasta Chiapas, existe una
zona de megafalla en un límite de placas similar al de Japón.
WALDO OTAROLA SILVA
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